Casi un tercio de la Humanidad sufre la deforestación

En el Tercer Mundo, las mujeres deben ir cada vez más lejos para recoger leña y los estudiantes carecen de papel.

por Gustavo Catalán Deus

MADRID.-La ausencia de bosques tiene una importante influencia sobre la calidad de vida y la educación de casi una tercera parte de la población mundial. La ONG Population Action Internacional (PAI) acaba de publicar un estudio titulado Forest Future en el que denuncia el nivel crítico de los bosques mundiales y pide una mayor integración entre los programas de población y los de conservación de la masa forestal.

Se calcula que 1.700 millones de personas viven en países que tienen un nivel bajo de cubierta forestal. Según el criterio científico internacional, se considera un nivel bajo de masa forestal el de aquellos países que tienen menos de 1.000 metros cuadrados de masa forestal por habitante.

Pero si estas cifras ya ponen en evidencia el déficit de madera, las previsiones para los próximos años son más pesimistas. «Si las tasas actuales de deforestación continúan, esta cifra podría casi triplicarse hasta alcanzar a 4.600 millones de personas para el año 2025, conforme a la proyección media de población», afirma el autor del informe, Tom Gardner.

La escasez de masa forestal convierte la vida de esos 1.700 millones de personas en un calvario. Se calcula que ocho de cada diez personas utilizan menos papel del que se considera necesario para atender a sus necesidades mínimas de alfabetización y comunicación. Según Forest Future, es imprescindible lograr mejorar este déficit de papel, que compromete seriamente «los esfuerzos que desarrollan los países más pobres para proporcionar la educación que necesitan para su desarrollo económico».

El problema más acuciante de la destrucción de los bosques afecta a los jóvenes y sobre todo a las mujeres. Más de la mitad de la madera recolectada sirve como fuente energética para calentar el hogar o cocinar. Casi 3.000 millones de personas dependen de la leña para estas dos necesidades básicas. En la búsqueda de leña se consume un gran tiempo, esfuerzo y salud en los países en vías de desarrollo.

Este problema es como una pescadilla que se muerde la cola. Cada vez hay que ir más lejos a recolectar la leña, y a la vez, esta actividad deforesta más amplios y remotos espacios del planeta, con su otro efecto colateral y perjudicial sobre la biodiversidad de animales y plantas que pueden tener propiedades medicinales capaces de salvar vidas.

El problema es especialmente grave en América Central, el Africa subsahariana y algunas partes de Asia. En estos puntos, además, el problema se complica con la falta de acceso al agua potable. Casi 250 millones de personas tiene que pelear cada día por conseguir la leña y el agua necesarias para la subsistencia. De acuerdo a las tendencias de crecimiento de la población, ambos fenómenos podrían afectar en el 2025 a 800 millones de personas en 26 países.

Forest Future asegura que «la cantidad de tierras arboladas de que dispone una persona ha descendido a la mitad desde 1960». Sin embargo, confía en que las previsiones para el futuro no tengan el mismo ritmo destructor gracias a las políticas de planificación familiar adoptadas por millones de mujeres. De no ser así, el planeta se quedaría sin árboles.

«La revolución en el comportamiento reproductivo aumenta la posibilidad de que la población mundial alcance su cifra máxima a mitad del próximo siglo y, como resultado, el futuro de los bosques parece un poco más prometedor», dice la presidenta de PAI, Amy Coen. Las actuales proyecciones de población mundial elevan la cifra de los habitantes del planeta a entre 7.300 y 8.400 millones para el año 2025.

Gracias a estas proyecciones de población, Forest Future hace una evaluación de la disponibilidad de los recursos forestales en 157 países. La proyección de futuro no es halagüeña. Para el año 2025, la lista de países que tendrán un menor índice de bosques por habitante aumenta. De los 40 países que en la actualidad tienen ese déficit, se pasará a 52 naciones en las que sus habitantes dispondrán de menos de 1.000 metros cuadrados de cubierta vegetal.

Según el estudio, aunque algunos países hayan logrado aumentar su superficie forestal, el acceso de sus habitantes a este recurso ha disminuido. Es el caso, por ejemplo, de China.

Fuente: Diario EL MUNDO 17 enero de 2000