«Bosques» industriales

¿Dónde están las selvas hispanas del geógrafo griego Estrabón? La mayor parte sólo moran hoy en la geografía del recuerdo. Y lo peor es que algunos o no saben o no quieren saber (y, sobre todo, no quieren que otros sepan) lo que realmente es un bosque, para que puedan tomarse por tales lo que tan sólo son cultivos industriales de árboles -como pinos y eucaliptos- de las empresas papeleras y madereras.

Cultivos que han transformado el paisaje de zonas como Galicia (por cierto, esta región, que es la que más intereses papeleros y madereros concentra, es la que tiene un porcentaje mayor de incendios intencionados: más de un 90%, ¿por qué será?). Cultivos vendidos como supuestas «repoblaciones» (¿acaso repoblar no debiera ser volver a poblar con los árboles que antes había y no con los que nunca hubo?).

Una parte del sector «forestal» -esa amalgama de madereros, papeleros como José María Cuevas, ingenieros de montes, etc.- se está esforzando ahora en hacernos creer que lo que hicieron (plantar millones de hectáreas de pinos y eucaliptos) no estuvo tan mal. E incluso para ello se manipula la interpretación de los inventarios forestales nacionales para demostrar que la superficie forestal en España ha crecido. Quieren probar que lo que se hizo estuvo bien, para volver a repetirlo, olvidando lo que nos ha traído todo eso: erosión, incendios, seudobosques comidos por las plagas, ruina de comarcas enteras, nula rentabilidad para la nación, etc.

La ministra Tocino, llevada de su entusiasmo proindustrial, -más allá de alguna retórica hueca sobre el bosque autóctono- ha llegado al extremo de otorgar las subvenciones destinadas a humildes ONG a poderosas industrias papeleras y madereras. A este paso, la política forestal debiera cogerla el Ministerio de Industria, o mejor aún, las grandes empresas del sector (Ence, Tafisa, Finsa, etc.). ¿Pero qué digo?, es obvio que hace mucho que ya la tienen.

Yo, pobre de mí, sigo soñando con los bosques de verdad, no con esos bosques virtuales que se esfuman con el fuego o las orugas. Si Estrabón levantase la cabeza...

fuente: LA HOJARASCA. Carlos de Prada. 17 enero de 2000